El collar de sal (en reserva)

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Sinopsis

El recuerdo fragmentado, a veces real a ratos pertubado de la joven Inés (Paula Corral), encerrada en la ciudad con síndrome de abandono, le transportará a un pasado idealizado en un pueblo Mediterráneo. Una niñez rural de campos de frutales, con una madre amantísima (Alba Ferrara) y un padre cómico ambulante (Miki Molina). El amor loco que la madre siente por el padre errante, hará que la niña (Celia Lopera González) se aísle cada vez que su madre desaparece en busca del cómico. La tía Lola (Paulina Gálvez) acudirá desde la capital a cuidar de la niña en las ausencias de la madre, pero también se expondrá al ver quebrada su preciada estabilidad frente a los sentimientos, frente a la niña, y el médico de la familia (Juanca Vellido)que dejó atrás. La abuela, todo un personaje vital, que sufría de joven crisis emocionales que le llevaba a desnudarse en público "no es que me desnude señor juez, es que me siento desnuda" completará el recuerdo que inestable y frágil como un collar de sal se construye en torno a tres generaciones de mujeres heridas por la pasión, el abandono o la necesidad de matar el amor.

Estructura dramática en 3 actos

EL PARAISO

El paraíso en la tierra que revive la niña Inés a través de los recuerdos fragmentados en un tranquilo pueblo mediterráneo situado en un casi idílico valle de naranjos , se ve roto, cuando su madre le abandona para buscar a su padre.

Ambas mujeres sufren el mismo abandono. La madre por parte del padre -un cómico ambulante, charlatán y cuenta cuentos. Un outsider incapaz de vivir con nadie. La niña abandonada por la madre.

MUNDOS PARALELOS

La niña Inés es recogida por su tía Lola que con el fin de ayudarla le habla de las mujeres de su familia “Tu abuela murió escribiendo cartas de amor a un novio que nunca regresó”

Ella misma es la tercera generación de mujeres que enamoradas del amor, han sucumbido al amor como si de una maldición se tratara.

Inés se refugia en realidades paralelas para mitigar su dolor

La fantasía de la niña Inés hace, de un túnel en la antigua vía férrea de la minería, el lugar donde se refugia su padre. La niña Inés construye mundos paralelos. Lola la enseña a fabular a reconstruir la realidad hostil en un mundo cercano y asequible.

Verónica vuelve a casa tras perderse unos meses con el cómico. Verónica retoma su papel de madre de Inés, Lola se retira.

La niña percibe que su madre Verónica tiene un comportamiento extraño, ausente. Esa percepción hace que Inés niña se refugie en mundos paralelos en invenciones que su tía Lola le ayudo a crear.

La razón del distanciamiento de Verónica es que vuelve embarazada del cómico. Con ello cree haber resuelto su problema de maternidad física, su imposibilidad de dar a luz su propio hijo, un niño que seria la solución y el hermano ideal para Inés.

Pero Verónica pierde el hijo.

Verónica en su desesperación, lo abandona todo. Casa, Inés, todo.

Reaparece Lola que precipitadamente se lleva a la niña Inés del pueblo a la ciudad, pues la niña, al no saber de las razones de los mayores se ve súbitamente abandonada por su madre.

Inés crece en el silencio, en un autismo casi absoluto que ha hecho de ella una persona distante en guerra con el mundo que le rodea.

Lola trata de recuperarla echando paciencia, serenidad y observando a su hija casi sin intervenir, pues la misma Lola se haya bloqueada al no poder explicarse ante la niña.

Lola tiene un mundo parte, reservado, casi oculto. Su relación con los hombres y mujeres es una relación en segundo plano, como personajes que habitan una estancia cerrada de la casa de la abuela, un piso de pasillos largos y habitaciones desoladas.

En la misma casa vive la madre de Lola, abuela de Inés. Una mujer con Alzheimer que se debate en la soledad de sus propios recuerdos borrados y que de alguna forma, sus gestos son también los de Inés joven en la soledad de la casa.

La mirada de Inés joven encuentra un cierto refugio, un consuelo en la mirada de la abuela.

Lola observa y espera. La casa es un cruce de miradas en silencio.
Juan, es un medico de la familia que se ocupa de la abuela, pero Juan, con el tiempo se ha convertido en el soporte esencial de Lola, en su amante, su amigo, su confidente y aunque ambos mantienen una distancia propia de parejas que no conviven, Juan podrá contar a la joven Inés, lo que Lola apenas puede susurrar.

Un día, con la misma radicalidad de la tormenta que cesa para lucir el sol, Inés decide poner fin a su silencio y volver a la casa.

EL REGRESO

Volver a abrir la casa del pueblo es abrir las heridas. Los mundos paralelos y simétricos en los que ha vivido Inés desde que, de niña, empezara a confeccionar un cuaderno de notas sobre su madre emocional, de Verónica. Reinterpretar la herencia genética de su madre física, Lola. Domar la pasión vital y alocada de su padre el cómico, guiarse por la serenidad de Juan y saber mirar mas allá del recuerdo borrado de su abuela.

Inés, lo consiguío.